jueves, 8 de enero de 2015

Desequilibrios

Deslicé mis dedos sobre la cuerda y sentí una vez más el vacío infinito bajo mis pies. Realizaba cada día el mismo espectáculo circense como si de un ritual se tratase y lo hacía, por propia elección, sin sujeción alguna. Un leve descuido, una sutil pérdida de concentración podría resultar fatal en aquellas delicadas circunstancias pero no me importaba.
Caminé lentamente, la mirada al frente, mi piel sintiendo a cada paso la rugosidad y aspereza de la cuerda, mis oídos intentando abstraerse de las exclamaciones populares, mis piernas firmes y seguras, avanzando, seduciendo al peligro en cada movimiento, uno, dos, tres, cuatro...
Creí haber vencido de nuevo, al miedo, a la indefensión, a la soledad, e imaginé entonces el espectacular desenlace de mi arriesgado show cuando noté que mi cuerpo empezaba a caer irremediablemente.
Pero ¿qué diablos era aquello que asomaba allá abajo, justo debajo de mí en el escenario? El descenso llegó a su fin y mis huesos fueron acogidos por un suave colchón de... ¡¡¡de versos!!! Decenas de palabras encadenadas entre sí formaban una espiral de ilusión, de carisma, de fuerza, unidas, a su vez, por un sinfín de hilos cual notas musicales. En el centro exacto, sin embargo, unas letras grabadas de un modo irreverentemente original: Poetic Show, 100% versatilidad. Made in rock. Al parecer, un novedoso material altamente resistente me había salvado de la desolación, de la apatía, de la desidia, de la rutina... Esta vez sí era cierto, ¡¡¡por fin había vencido!!!
                                                     Loli Regs
 
 

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